Historia y bosques en las alturas.

Huaylla Belén 2750 msnm el río Haylla baña las planicies zigzagueantemente

Protege cabeceras de Huaylla Belén y las cabeceras de los ríos Congón y Rumuyacu, que albergan significativa e importante diversidad biológica.

El oso de anteojos (Tremarctos ornatus), el armadillo peludo (Dasypus pilosus), el colibrí de cola de espátula (Loddigesia mirabilis), el tucán montano (Andigena hypoglauca), el loro (Leptosittaca branickii), el árbol de la quina (Cinchona delessertiana), la palmera de cera (Ceroxylon latisectum) y el romerillo (Podocarpus oleifolius).

El Valle Belén es el punto de partida para la visita al complejo arqueológico Gran Vilaya, en la cual hay construcciones pertenecientes al reino de los Chachapoyas.

Gran Vilaya se ubica entre los 2100 y 3000 msnm, entre la quebrada Guimba y el río Congon. Está conformado por diversos sectores como: La Escalera, que es un camino preincaico que conecta el Valle Huaylla Belén con, la quebrada el Obispo y la zona arqueológica Pirquilla, dividida en dos sectores denominado por los pobladores en Pirquilla baja y Alta, que se encuentra camuflada con la vegetación de la zona; continúa en la ruta Cacahuasha, zonas arqueológicas que fueron encontradas durante la expedición de Gene Savoy y que albergan construcciones en piedra que se encuentras escondidas en el bosque de neblina. Siguiendo la ruta hacia Congon, está el sector La Plazuela, denominado así debido a que es una parte plana desde donde se puede apreciar el Cerro Shubet y todo el valle que forma el rio Congon

Gran Vilaya está conformada por centros urbanos o poblados como: La Escalera, La Pirquilla, Cacahuasha, Mortero, El obispo, Paxamarca, Lanche, El Secreto, entre otros, mismas que además de ser lugares escenarios de los restos arquitectónicos Chachapoyas, son también zonas utilizadas para la práctica de Treking.

De los lugares que conforman Gran Vilaya, La Escalera, es un camino preincaico que conecta el pueblo de Belén con Pirquilla, zona arqueológica que además de pertenecer a Gran Vilaya se encuentra fundida y camuflada con la vegetación de la zona, continúa en la ruta Cacahuasha, zonas arqueologicas que fueran encontradas durante la expedición de Gene Savoy y que albergan construcciones en piedra que se encuentras escondidas en el bosque de neblina. Además de lo anterior, también podemos observar como punto clave del circuito a Lanche, un colosal monumento, ubicado en el margen de una montaña.

La mayoría de las construcciones que se observaran en el recorrido por el Complejo arqueológico de Vilaya son aquellas que continúan la tradición Chachapoyas de la base circular, caracteristica arquitectónica que tendría su explicación en algún tipo de fervor religioso que los pobladores de esta cultura rindieran a los astros. De igual manera es significativo seguir encontrando en las casas, torreones y fortificaciones de este complejo, la presencia de distintos ribetes u ornamentos con formas romboide o zigzagueantes en alusión directa con las deidades animales que los Chachapoyas adoraran en su época ancestral. Estos edificios están elaborados en piedra caliza que se encuentra unida a base de argamasa de barro.

Para poder llegar a este atractivo turístico del departamento de Amazonas, el visitante deberá llegar primero a Pisuquia desde la ciudad de Chachapoyas, de ahí se irá hasta Choctamal (un aproximado de 3 horas) desde donde el viajero deberá emprender un promedio de cuatro horas de caminata para poder observar esta maravilla arquitectónica de los Chachapoyas.

Trip Considerations

Apenas llegas a Colcamar, los pobladores te reciben con una sonrisa. Los niños juegan y las madres tejen. Es una comunidad en el valle del Utcubamba en donde parece no suceder mucho. Sin embargo, es un nido de sorpresas. Tan solo amanecer en esta parte del departamento de Amazonas, te cambia la vida. El sol va descubriendo lo que tienes en frente, la niebla que parece correr frente a ti te refresca el rostro y el verde de sus montes te atrapa en un lugar que está a noventa minutos de Chachapoyas y en donde hay mucho para hacer y aprender.

Subes por un camino lleno de curvas y cada una de ellas va mostrándote los atractivos naturales de la zona. En Colcamar es imposible sentirse mal o aburrido. Sixto Revatta llegó para conocer y hoy es el presidente comunal. Su instinto de conservación y el simple hecho de vivir en tranquilidad, lo hacen disfrutar de estas tierras a las que nunca pensó llegar. Todos son muy hospitalarios. A Sixto le gusta recibir a gente en su casa. Elabora artesanías, siembra papa y hace también de guía turístico. Su esposa hace telares y ponchos. Está llena de paz. Sus dos hijos ya están aprendiendo sobre conservación. La hija tiene un pequeño jardín en el que cuida sus flores.

Todos los días es una experiencia nueva. Tienes mucho para hacer. Salir a caminar en cualquier dirección y encontrarse con restos arqueológicos cubiertos por la vegetación o cascadas de agua en los que un chapuzón te recarga de energía. Hay bosques, orquídeas, pajonales, ruinas y miradores naturales, todo lo necesario para desconectarse. Cuando uno va caminando por la zona, va entendiendo a Sixto y a su familia. No te provoca irte de ahí. Convivir en armonía con osos de anteojos, pumas, armadillos y monos es algo tan natural que se hace especial.

Cuando ellos van al campo, siguen utilizando técnicas ancestrales para cosechar sus productos. Se guían por las fases de la luna. Hacen crecer maíz, trigo, alverjas y papa, dependiendo del ciclo lunar. Están orgullosos de su producción y de lo que hacen día a día. Sin embargo, toda la comunidad de Colcamar quiere seguir creciendo.

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